La bioseguridad en clínicas de animales de compañía debe formar parte de la cultura de trabajo de los veterinarios
Cerca de 300 veterinarios han participado esta semana en el ciclo de cuatro seminarios web bajo el título “Bioseguridad y su práctica en clínicas de animales de compañía”, programado por la Organización Colegial Veterinaria-OCV de lunes a jueves para concienciar sobre la necesidad de adoptar determinadas medidas de bioseguridad en el ejercicio profesional diario en este tipo de centros –unos 6.000 en España- a consecuencia de la pandemia, y que se asuma como una cultura de trabajo.
En la misma línea de contenidos que el protocolo de actuación redactado al efecto por el Consejo General de Colegios Veterinarios de España, el ciclo, coordinado por los catedráticos Lucas Domínguez y Elías Rodríguez Ferri, ha contado con la colaboración de la Universidad Complutense
La inauguración por videoconferencia contó con la presencia del rector de la Complutense, Joaquín Goyache; de la decana de la Facultad de Veterinaria, Consuelo Serres; de la directora del Centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria (VISAVET), Lucía de Juan, y del presidente de la OCV, Luis Alberto Calvo, quien destacó el compromiso de la Organización con la formación continuada de estudiantes y profesionales “para actualizar conocimientos, en un reflejo más de nuestra notable contribución a la articulación de la sociedad desde hace más de un siglo, y ahora también en momentos tan delicados”.
Precauciones
Elías F. Rodríguez Ferri, catedrático de Sanidad Animal y Microbiología de la Universidad de León, disertó el lunes sobre el concepto de bioseguridad, “que ya es parte de una cultura que como consecuencia de la pandemia ha quedado grabada para siempre en esta generación”. El objetivo principal es minimizar y eliminar el riesgo de entrada de agentes patógenos mediante una serie de procedimientos y precauciones en las clínicas veterinarias.
Al respecto, recordó que hay 70.000 clínicas en la Unión Europea -6.000 de ellas en España-, con unos 214.000 empleos y un volumen de negocio de 14.130 millones de euros. “Hay que poner especial énfasis en cuestiones como la supervivencia y multiplicación de agentes de enfermedades en el ambiente o la práctica de la desinfección, con especial acento en la importancia de los planes de análisis de peligros y puntos críticos de control, método importado de la seguridad alimentaria”, precisó el experto, que se refirió a su interés en el sector empresarial, industrial y académico.
Cita previa y triaje telefónico
El martes, los contenidos abordados por Juan Alberto Corbera Sánchez, profesor titular de Patología Animal en la Universidad de Las Palmas, se refirieron a los puntos clave de un plan de seguridad –higiene; limpieza y desinfección; ruptura de ciclos de transmisión y monitorización-, con especial atención al lavado de manos y de vestuario, a la limpieza de material y a la gestión adecuada de residuos tanto farmacológicos como biológicos.
También destacó la implantación de la cita previa y el triaje telefónico como estrategia para evitar contagios, “además de la clasificación de pacientes según su riesgo biológico, otras buena práctica según la cual el 1 y el 2, en verde, no requieren ningún manejo especial, mientras que el tres, en amarillo, exige barreras de protección, y el 4, en rojo, necesita aislamiento”. Corbera insistió en la importancia de medir la bioseguridad, ya sea con los más exhaustivos de vigilancia activa hasta los más sencillos de vigilancia pasiva y sindrómica, “porque no podemos gestionar lo que no medimos”.
Normativa en toma de muestras
Por su parte, la charla impartida por Marta Pérez Sancho, jefa de Servicio de Identificación Microbiana del VISAVET de la Universidad Complutense, se centró en aspectos de la bioseguridad en su concepto más integrador, al incluir desde actos clínicos como la toma de muestra hasta la responsabilidad que tienen los veterinarios como remitentes de sustancias infecciosas. “La bioseguridad en la toma de muestras debe pivotar sobre prácticas correctas, medidas de protección colectiva y también individual”, señaló la doctora, mientras que el envío de sustancias infecciosas “se debe realizar de acuerdo a la legislación vigente incluyendo una correcta categorización, envasado, etiquetado y documentación que acompañe al envío”.
En lo concerniente a programas de limpieza y desinfección, han de ser concebidos como una herramienta más en los programas de bioseguridad de las clínicas y la base de los mismos. “La implementación de protocolos de actuación, procedimientos de trabajo, definir responsabilidades, realizar auditorías... son algunas estrategias que maximizan el éxito de estos programas”, aseguró.
Gestión de residuos biosanitarios
Durante la última jornada, el veterinario clínico Alfredo Fernández Álvarez, especialista en medicina y cirugía de animales de compañía, explicó las medidas necesarias para una correcta práctica de los centros en materia de medio ambiente, “algo que también forma parte de la bioseguridad concebida de manera integral”. En este sentido, resaltó la importancia de conocer cómo almacenar y eliminar los residuos biosanitarios generados, a partir de una identificación y clasificación de los mismos: medicamentos, envases, agujas hipodérmicas, goteros, sondas, gasas...
“Los gérmenes pueden mantener su capacidad infectante durante largos periodos de tiempo, lo que obliga a establecer barreras eficaces que impidan posibles cadenas de extensión al contaminarse los desechos”, indicó el ponente, quien también expuso la idea de que el mejor procedimiento de gestión de residuos es el que consigue que no se produzca, por lo que conviene adoptar estrategias que reduzcan al mínimo su generación y posible impacto sobre el medio ambiente.