“A propósito de la vaca Carmen”
Texto del artículo de José María Sánchez Murillo, presidente del Colegio de Badajoz, que publicó el diario Hoy de Badajoz el 6 de febrero “A propósito de la vaca Carmen” y que se reproduce por su interés.
A estas alturas, supongo que todo el mundo está enterado de lo ocurrido con la vaca Carmen. Para aquel que no sea conocedor de la historia, se trata de una vaca que vive en el santuario de animales Wings of Heart de Madrid, que fue diagnosticada de tuberculosis por los veterinarios el área de Ganadería de esta comunidad, ordenando su traslado a matadero para ser sacrificada. En poco más de 24 horas, la causa 'Evitemos que la Comunidad de Madrid mate a la vaca Carmen' logró 70.866 firmas en la plataforma Change.org consiguiendo el objetivo marcado que era no sacrificar al animal.
Según he podido leer en la prensa, los test son parte de un programa nacional de erradicación de enfermedades animales, que no se suelen hacer en los santuarios de refugio, pero que se llevaron a cabo en el Wings of Heart debido a la cantidad de ejemplares que acogía (más de 200).
Al parecer, la Dirección de Agricultura solo va a exigir su aislamiento, porque no tiene la potestad legal de obligar al sacrificio en este tipo de instalaciones. La Consejería de Medio Ambiente, Administración Local y Ordenación del Territorio explicó que al no ser una explotación ganadera no podrían obligarles a matar al animal, aunque sea lo recomendable. Ahora el animal queda «bajo la responsabilidad» del santuario, al que la Comunidad de Madrid ha dado varias recomendaciones: que no entren ni salgan animales.
Como no podía ser de otra manera, la Unión de Campesinos de Castilla y León se ha congratulado por la noticia y demandan el mismo trato para las miles de vacas de Castilla y León que año tras año son sacrificadas.
Una vez más se vuelve a hablar de falsos positivos y una vez más se cuestiona la veracidad de los diagnósticos. Ya intervine en otra ocasión en este mismo medio de comunicación para mostrar mi hartazgo sobre este tema, más aún cuando estas declaraciones se hacen desde el más absoluto de los desconocimientos. Dije también que llevamos muchos años luchando para erradicar la enfermedad y que el problema no es el diagnóstico, sino la propia epidemiología de la enfermedad, donde intervienen otras especies animales domésticas y silvestres.
La intradermorreacción, esa prueba que la «gerente» del santuario tildó en las redes sociales con un apelativo que no quiero reproducir en este medio, es una técnica robusta y fiable.
La Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid ha cometido un grave error. Cómo le explicamos ahora a todos aquellos ganaderos que vieron en la década de los sesenta sacrificar todos sus cerdos «aparentemente sanos» cuando la peste porcina africana campaba a sus anchas en España en general y en Extremadura en particular. Cómo les explicamos a los ganaderos de vacuno que han vivido en muchas ocasiones el cierre de sus explotaciones como consecuencia del diagnóstico de un animal positivo a tuberculosis. Cómo le explicamos a los veterinarios que llevan tantos años ejerciendo con criterio científico y técnico una labor impecable en el desarrollo de las campañas de erradicación de enfermedades animales, muchas de ellas transmisibles a las personas.
Finalmente quería decir que los veterinarios cuidamos de la salud de los animales y a la vez, cuidamos de la salud de las personas impidiendo la transmisión de las enfermedades animales a estos. Pero siendo muy importante lo que acabo de decir, no lo es menos el hecho de que también somos los garantes del bienestar animal. Dicho esto, quería acabar recordando que el amor a los animales no debería ser, en ningún caso, los árboles que nos impidan ver el bosque.