Javier Lucientes: cada año se diagnostican dos nuevos patógenos en seres humanos

COLEGIO DE LAS PALMAS

Javier Lucientes: cada año se diagnostican dos nuevos patógenos en seres humanos

JAVIER LUCIENTES
Javier Lucientes
JAVIER LUCIENTES COLEGIO LAS PALMAS

Javier Lucientes, investigador y profesor de Parasitología y Enfermedades Parasitarias de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza, ofreció una charla en el Colegio de Veterinarios de Las Palmas sobre “Los artrópodos y su importancia como vectores de enfermedades. Factores que influyen en su papel como transmisores de patógenos”, dentro del Programa de Formación Continua del Consejo General de Colegios Veterinarios de España

Lucientes señaló que desde 1980 se han descubierto 87 enfermedades emergentes y de ellas 58 son virales y 49 producidas por el virus ARN, con capacidad de mutación. “Para este año se prevén entre 8 y 43 enfermedades nuevas. Cada año se diagnostican como mínimo dos nuevos patógenos en seres humanos. El 40 por ciento de la población mundial corre el riesgo de contraer dengue. Cada año se producen 1,3 millones de casos nuevos de Leishmaniosis. 3.300 millones de personas están expuestas al paludismo. Se estima que en 2010 hubo 219 millones de casos de enfermedad”, dijo

El vector es un artrópodo hematófago responsable de la transmisión activa de un agente patógeno, señaló el profesor. Existe el vector mecánico, que es un artrópodo que transporta físicamente un agente infeccioso a un hospedador y en el que no se multiplica ni desarrolla el agente patógeno y un vector biológico, que es un artrópodo en el cual el agente infeccioso o parasitario va a realizar una parte necesaria de su ciclo biológico, o multiplicación, antes de la transmisión a un hospedador.

Javier Lucientes habló de los factores que están modificando las condiciones de transmisión de estas enfermedades: los naturales (modificaciones del clima, diseminación natural de vectores, introducción natural de reservorios) y los antropógenos (modificación del medio, introducción de vectores, desplazamiento de reservorios).

Todo esto produce un efecto sobre el vector: aumenta el área de distribución, el periodo de actividad, las poblaciones y su metabolismo, a la vez que disminuye la mortalidad invernal. El efecto sobre el agente patógeno es la multiplicación adelantada y más rápida.

El investigador hizo un relato histórico de los mosquitos invasores en Europa: Aedes albopictus (Albania 1979, Italia 1990), Aedes aegyp (Rusia 2001, Portugal 2004, Georgia 2007, Holanda 2010), Aedes japonicus (Suiza y Alemania 2008, Austria y Slovenia 2011), Aedes atropalpus (Holanda 2009), Aedes koreicus (Belgica 2008, Italia 2011), Aedes triseriatus (Francia 2004) y hasta el mosquito tigre (Aedes albopictus).

 

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Lucientes, Grau-Bassas y Badiola, con participantes en la jornada.

 

Flebótomos

El ponente habló luego de “Los flebótomos (Diptera: Psychodidae: Phlebotominae), vectores de la Leishmaniosis canina” y se preguntó si estamos ante una enfermedad emergente. Los flebótomos son de pequeño tamaño, tienen dos alas lanceoladas, patas largas, color marrón claro, cuerpo velloso y aspecto giboso. La Leishmaniosis visceral zoonótica está producida por Leishmania infantum y afecta a cánidos, gatos, roedores y a personas. Es transmitida por dípteros del género Phlebotomus, que son vectores biológicos obligados.

Los lugares de cría de los flebótomos son jardines, cobertizos y leñeras, madrigueras, mechinales de muros, alcantarillas, basureros, sótanos y ruinas. Sólo las hembras chupan sangre, aunque machos y hembras necesitan azúcares. Pican a mamíferos y aves, son atraídas por la luz y pican igual dentro como fuera de las construcciones.

 Son difíciles de detectar porque realizan vuelos cortos, como a saltitos, en la dirección del viento. Vuelan bajo a unos 30 centímetros pero pueden subir hasta un cuarto piso o incluso más. Su dispersión oscila de 100 a 200 metros hasta 2,5 kilómetros.

Culicoides

Lucientes también habló de “Mosquitos verdaderos (Diptera: Culicidae) y Jejenes (Diptera: Ceratopogonidae). Actualización de los conocimientos de su biología aplicados a las enfermedades que transmiten. Bases para su control'. Informó de la encefalitis del Oeste del Nilo, producida por un virus ARN de la familia Flaviviridae del género Flavivirus. Es miembro del Complejo de la Encefalitis Japonesa y está emparentado con los virus de las encefalitis de Sant Louis, Murray, Usutu, etcétera.

Los vectores de la Encefalitis del Oeste del Nilo (dípteros de la familia Culicidae) “son grandes de tamaño, llegando a medir hasta más de 10 milímetros. Tienen patas largas, alas alargadas y estrechas que se pliegan en plano sobre el abdomen en reposo y aparato bucal de tipo perforador chupador”. Sólo las hembras son hematófagas, son oportunistas, chupan sangre cada 3 a 5 días en condiciones óptimas. Viven unos 20 días y a lo largo de su vida pueden alimentarse 3 ó 4 veces. Algunas especies entran dentro de las explotaciones para chupar sangre.

No vuelan los días ventosos ni lluviosos. Muchas especies forman enjambres donde realizan normalmente la cópula. Su radio de vuelo es muy corto: desde unas decenas de metros hasta cinco kilómetros. A pesar de ello son transportados por el viento centenares de kilómetros.

“En una explotación ganadera, con unas condiciones de manejo adecuadas, con limpieza periódica de las heces y reducción de los puntos donde se pierde o se acumula agua, se consigue una disminución de las poblaciones de Culicoides presentes en la misma”, dijo el investigador.

Durante el día los culicoides adultos se ocultan en la vegetación. Tienen muy diseminados los lugares de cría y, por lo tanto, los adultos están ampliamente repartidos. Poseen una gran capacidad de dispersión por el aire.

“Es bueno colocar vallas de tejido tupido impregnadas de insecticidas que dificulten el acceso de los culicoides a los animales que se encuentran en su interior. No evitan que les piquen pero se disminuye el número de culicoides presentes en el ambiente”, añadió.

 

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Lucientes, a la derecha, sigue la intervención de Juan José Badiola.

 

Según el ponente, guardar los animales por la noche en los establos no garantiza que estén protegidos de las picaduras. “Si se ponen mallas en todas las entradas, si no son muy finas, del orden de 1,9 milímetros de malla, entran incluso si son tratadas con insecticidas. Tratar las paredes con productos autorizados y de alta persistencia como la Cipermetrina parece que puede disminuir las densidades dentro de las construcciones”.

Recomienda tratar con insecticidas y/o repelentes todos los animales que se muevan a zonas donde exista circulación viral o pasen por éstas desde zonas libres de virus. Los culicoides entran tanto activa como pasivamente en el interior de las cabinas de carga. Hay que tratar los medios de transporte horas antes de cargar los animales en ellos y tratar a los animales que se desplacen unas 24 horas antes del viaje.

En el caso de la entrada de nuevos serotipos, tratar con insecticidas y/o repelentes los animales de los rebaños positivos para reducir la población de vectores y disminuir la carga ambiental del virus, retrasando la diseminación de la enfermedad. Todo ello hay que completarlo con tratamientos insecticidas en las explotaciones alrededor de los rebaños afectados para proteger a los animales mientras se instaura la vacunación.

El ponente dio un último consejo en su charla: “La mejor herramienta es combinar la vacunación con el uso de insecticidas/repelentes para proteger a los animales de las picaduras de los culicoides infectivos”.

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